29/3/09

El Hombre y su Naturaleza

ROUSSEAU: EL HOMBRE Y EL ESTADO DE NATURALEZA

La comunidad es el principal instrumento de moralización y representa, en consecuencia, el valor moral más alto.

Rousseau entiende que la descripción de Hobbes referida al hombre en el estado de naturaleza, refiere en realidad al hombre moderno, a quien lo juzga encadenado y alienado de su ser original. Las ciudades son entendidas como los abismos de la humanidad, lo que cobra sentido a partir de considerar su simpatía por el modelo de la polis griega. Rescata como principal valor humano a la virtud, a la que define como la ciencia sublime de las almas simples, y que se aprecia cuando un individuo se escucha a sí mismo; es decir, a su propia conciencia. Entiende al hombre moderno alienado de la noción de virtud y atormentado consigo mismo.

Para Rousseau el estado de naturaleza es un estado original de pureza, degenerado por un proceso de civilización que desarrolló vicios, conflictos, pasiones y desigualdad. Es por ello que entiende como erróneo atribuir esta degeneración al estado de naturaleza, como lo hacen otros filósofos como Hobbes o Locke. El hombre natural es perfecto; raramente se enferma; tiene pocas necesidades y no tiene relaciones sociales permanentes. En el estado de naturaleza el hombre se ama a sí mismo y está vinculado a las principales leyes naturales: la autoconservación (opuesta al amor propio que se adquiere en la sociedad civil y da lugar a la competencia, rivalidad, conflicto y desigualdades) y la piedad hacia los seres sensibles.

El contrato tiene como clara finalidad el volver a reivindicar el amor a sí mismo a través de una nueva sociedad y un nuevo hombre. El hombre natural es un ser independiente. Por el contrario, el hombre en sociedad es entendido como dependiente.

Se entiende por pacto inicuo a aquel que los ricos le proponen a los hombres y que de por sí constituye una degeneración. El momento esencial es con el descubrimiento de la propiedad, con lo cual se funda la sociedad civil: "El primero al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir esto es mío y encontró personas lo bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores no habría ahorrado al género humano quien, arrancando las estacas o rellenando la zanja hubiera gritado a sus semejantes!: '¡Guardaos de escuchar a este impostor!; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie" (Sobre el origen de la desigualdad - Segunda parte).

Los ricos les proponen a los hombres institucionalizar y legalizar la noción de propiedad, creándose así las condiciones que dan paso al ardid o pacto inicuo y en el que ser y parecer cobraron distinción para dar paso a la astucia falaz y todos los vicios: "Tal fue, o debió ser, el origen de la sociedad y de las leyes, que dieron nuevos obstáculos al débil y nuevas fuerzas al rico, destruyeron sin remisión la libertad natural, fijaron para siempre la ley de la propiedad y de la desigualdad, hicieron de una hábil usurpación un derecho irrevocable... ...Todos corrieron al encuentro de sus cadenas creyendo asegurar su libertad." (Sobre el origen de la desigualdad - Segunda parte).

El pacto inicuo es el reino de la desigualdad y de la opresión. Constituye un pacto de sujeción. En cambio, la República, es el reino de la igualdad y la libertad. El hombre supera la corrupción y alcanza el perfeccionamiento. En la sociedad civil el hombre obedece a leyes realizadas por otros; en la República obedece a sus leyes propias.

Rousseau, a diferencia de otros autores encuadrados en la escuela del contractualismo, coloca el momento negativo (sociedad civil) entre dos momentos positivos (estado de naturaleza y república).

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